Mónica Puyhol

viernes, 11 de enero de 2013

Alivio



Para ti,
donde quiera que estés.




No quiero que el olvido te fragmente.
Quiero recordar el lienzo completo de tu piel de seda
y el fresco y frondoso bosque de tu vientre.
Recordarte todo. Vivo. Mío.
Como aquellas tardes en que nos devorábamos completos
bajo el edén de un cielo de concreto.
Recordar tus manos que huelen a canela...
Tus manos pájaros de fuego,
aleteando arriba, abajo, adentro: tan adentro...
Quiero recordar tus ojos y el océano vivaz que habita en su centro.
Tus ojos mirándome todo el tiempo.
Tus ojos que me desnudaban estando desnuda
y me hacían sonrojar como sol crepuscular a cada momento.
Quiero recordar la humedad de tu lengua
y el rocío salival esmaltando cada pliegue del tormento,
y mi cuello, henchido de fruición, rugía como fiera en celo.
Quiero recordar tu cuerpo... dureza de metal,
filosa daga que me traspasaba entera
y con la dilación de tus acometidas,
derramabas victorioso la semilla
regalándome pequeñas muertes placenteras
así mis ojos blancos se volvían estrellas,
y vagando por ignotos universos,
te amaba más que nunca... te amaba plena.







*Publicado en la Antología "El grito de las bugambilias". Instituto de Cultura de Morelos. Cuernavaca, 2009




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