Mónica Puyhol

viernes, 11 de enero de 2013

Crujir de polvo





                                                                  "Hijo de mi misma muerte, gestado en la aridez de mis escombros"

José Gorostiza





Coágulos de vida emigran fuera de mí,
caracola de vuelta a su origen,

listón de sangre que asoma
el rojo anochecer de su silencio: Muerte sin fin...

Anhelo que se deslíe entre los muslos destemplados,
en los pliegues de mis dedos que no atinan a contener
la huída de tus huesos blandos,
membrana cristalina: frontera de caricias, piel.

Relámpago vital de humedades concebido,
Ulises Salmón: inextricable ascenso...
Milagro escondido en el hueco primigenio,
sospecha de agua sofocada, fausta certeza de tu huella en mí.

Y presa de un absurdo crecimiento,
desarrollaba en ese instante tu semilla...
¿Qué noción tiene el mundo del tiempo que le queda?
¡Qué poco sabía yo de tu errabundo aliento!

¡Ay, cómo me duele tu destino!
Si de la almendra enamorada estabas hecho,
¿por qué te fatigaste y anocheciste sueño?
¿Qué garfio me desuella el tronco sauce!

¿Te secas ahora ya, selva ultramarina?
El tinto de tu flor, granado, cerúleo se estrangula.
Desangras sin más la región eterna de mi duelo.
Páramo de sombras el misterio.
Leche dulce y calcinada, crujir de polvo: silencio.





*Poema publicado en la revista Voz en tinta. Escuela de Escritores Ricardo Garibay del Instituto de Cultura de Morelos. 2011

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